Manifiesto identitario


Soy Lucía, Lu, Luz o Kiran. También soy mi seña en Lesco, aunque esa no puedan leerla. Todos esos son mis nombres, todos me representan y, si pudiera, los pondría todos en mi cédula. Detesto que me digan Lucy, Lulu o Lucilu, porque hablan de la chica que el mundo quiere que sea y no del monstruillo que soy.
Tengo 21 años. Me pasé toda mi adolescencia tratando de complacer a otros y, ahora que la terminé, estoy tratando de aprender a complacerme a mí.
Me escribo en "e" aunque me hable en "a", en parte porque mi propio cerebro no logra acostumbrarse a mi identidad cambiante y, en parte, porque por más elle que sea, siempre seré un poco o mucho una ella, dependiendo del "mood". Mi expresión es también cambiante. Me gusta teñirme, tatuarme, perforarme y mostrar mi diferencia.
Mi mamá dice que soy como nací: "Quítense que aquí vengo", es la frase que usa para describirlo. Me gusta que me recuerden eso de mí porque, a veces, me enfoco tanto en mis inseguridades que se me olvida quién soy. Tengo inseguridades: muchas, miles... y a veces me consumen y me carcomen el cerebro.
Un amigo me dijo, hace poco, que tengo la identidad medio partida. Yo le respondí que la tengo partidísima y regada por todo lado. Estoy llene de opuestos, por eso tengo varios nombres. Incluso escucho solo de un lado.
Últimamente contradigo mi pensar con mi hablar y accionar, creo que por eso escribo esto hoy. Me cuesta hablar, conversar y mostrarme vulnerable. Escribir me permite seleccionar mis palabras y bailar expresarme en mi verdadero lenguaje.
Tengo muchos miedos, pero me gusta la aventura y aprendí a mandarme con ellos. Por eso viajo, salto paredes y me cuelgo de telas y aros. Me gusta confiar en mi cuerpo y amarlo, aunque, a veces, también me gusta aplastarme las tetas y usar pantalones de mae.
Existo aquí y ahora, aunque a ratos sienta que me mandaron al planeta equivocado. Por eso reconozco anarquía en mi propia existencia. Yo soy y existo en constante cambio: vivir así es de valientes, porque el cambio es evolución, pero muchas veces duele.
No sé qué voy a pensar de mí en unos años si leo esto, pero ahorita, esto soy.

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