Manifiesto identitario
Tengo 21 años. Me pasé toda mi adolescencia tratando de complacer a otros y, ahora que la terminé, estoy tratando de aprender a complacerme a mí.
Me escribo en "e" aunque me hable en "a", en parte porque mi propio cerebro no logra acostumbrarse a mi identidad cambiante y, en parte, porque por más elle que sea, siempre seré un poco o mucho una ella, dependiendo del "mood". Mi expresión es también cambiante. Me gusta teñirme, tatuarme, perforarme y mostrar mi diferencia.
Mi mamá dice que soy como nací: "Quítense que aquí vengo", es la frase que usa para describirlo. Me gusta que me recuerden eso de mí porque, a veces, me enfoco tanto en mis inseguridades que se me olvida quién soy. Tengo inseguridades: muchas, miles... y a veces me consumen y me carcomen el cerebro.
Un amigo me dijo, hace poco, que tengo la identidad medio partida. Yo le respondí que la tengo partidísima y regada por todo lado. Estoy llene de opuestos, por eso tengo varios nombres. Incluso escucho solo de un lado.
Últimamente contradigo mi pensar con mi hablar y accionar, creo que por eso escribo esto hoy. Me cuesta hablar, conversar y mostrarme vulnerable. Escribir me permite seleccionar mis palabras y bailar expresarme en mi verdadero lenguaje.
Tengo muchos miedos, pero me gusta la aventura y aprendí a mandarme con ellos. Por eso viajo, salto paredes y me cuelgo de telas y aros. Me gusta confiar en mi cuerpo y amarlo, aunque, a veces, también me gusta aplastarme las tetas y usar pantalones de mae.
Existo aquí y ahora, aunque a ratos sienta que me mandaron al planeta equivocado. Por eso reconozco anarquía en mi propia existencia. Yo soy y existo en constante cambio: vivir así es de valientes, porque el cambio es evolución, pero muchas veces duele.
No sé qué voy a pensar de mí en unos años si leo esto, pero ahorita, esto soy.
Comentarios
Publicar un comentario